XIX
La inevitable somnolencia lentamente va haciendo estragos sobre mi humanidad. Los ojos se vencen solos, las extremidades tienden a aletargarse y solo el descanso se impone en esa fría noche pampeana de algún junio.
No obstante, hay que seguir, hay que obtener algunos de esos eficaces y difundidos remedios tan populares entre quienes trabajan a deshoras o los estudiantes que luchan contra el tiempo, frente a un impostergable examen de rigor... Continuar leyendo